La batalla de la fe y la buena conciencia (1 Timoteo 1:18-20)

Estas son las notas del tercer sermón de la serie de 1a Timoteo y que nos habla acerca de la misión que el ápostol Pablo le dio a Timoteo que sería igual a la que se le daría a un soldado, pero esta no sería una guerra física sino espiritual, la que sería la batalla de la fe y la buena conciencia que debería llevar a cabo para así mantener la sana doctrina en la iglesia de Éfeso.

En el ámbito militar, existe un texto de gran renombre considerado como el manual por excelencia del oficio: «El arte de la guerra». Este antiguo tratado chino, atribuido a Sun Tzu y datado aproximadamente en el siglo V a.C., aborda diversos aspectos sobre la guerra, la estrategia y las tácticas que un ejército debe considerar para alcanzar la victoria. Desde el conocimiento del terreno hasta la gestión de recursos y liderazgo, el libro ofrece una visión detallada de la planificación y el cuidadoso arte de la guerra.

Una de las principales ideas propuestas por este libro es que en la guerra no hay lugar para la improvisación y que pocas victorias son resultado del azar. Más de la mitad de la batalla se gana en la preparación previa, en la meticulosa planificación, el cálculo estratégico y una valentía determinada. De lo contrario, las consecuencias inevitables son el fracaso y la pérdida.

Retomando el capítulo 1 de nuestra historia, Pablo comienza a dar instrucciones importantes a Timoteo sobre la urgencia de corregir las amenazas que ponen en peligro la iglesia de Éfeso. Le indica la batalla de la fe y la buena conciencia que deberá tener para poder mantener y llevar la sana doctrina a buen

Pablo, como un padre experto en la guerra espiritual, coloca sus manos sobre los hombros de su hijo espiritual y le insta con palabras de ánimo y advertencia: «Debes ser valiente, mantente firme; de lo contrario, corres el riesgo de no regresar».

Entendiendo la naturaleza y la seriedad de la misión confiada a Timoteo, Pablo le ofrece palabras de ánimo, exhortándolo a mantenerse firme en la fe y advirtiéndole sobre las consecuencias de naufragar en ella.

El argumento propuesto para este sermón es claro: «Permanecer en la fe es una batalla que requiere mantenernos fieles a la doctrina para evitar naufragar en el error». Lo desarrollaremos bajo dos simples encabezados:

Un llamado a permanecer firme en la fe

Timoteo, enviado como un hombre de confianza en la guerra espiritual contra la mentira y las herejías, recibe instrucciones que tienen dos elementos clave. Pablo, reafirmando la confianza en Timoteo, recuerda el llamado y la comisión que recibió mediante profecías. Esto le brinda ánimo y confianza para enfrentar la batalla sin temor.

Es esencial mantener convicciones profundas en medio de las adversidades, recordando que el Señor que llama es también el que sostiene. Esta seguridad en el llamado es una fuente permanente de ánimo para enfrentar las pruebas con valentía.

El otro elemento crucial es la exhortación a retener la fe y la pureza. Timoteo debe aferrarse a la sana doctrina y mantener una buena conciencia, protegiéndose de las tentaciones morales y doctrinales que puedan surgir en la batalla espiritual.

Una advertencia sobre las concecuencias de abandonar la fe

Pablo presenta un ejemplo impactante de las consecuencias para aquellos que abandonan la fe, mencionando a Himeneo y Alejandro, líderes de la herejía. Estos personajes, una vez colaboradores firmes, ahora han naufragado en la fe, extraviándose del camino.

La disciplina eclesiástica es crucial para proteger la verdad y preservar la pureza doctrinal. El error doctrinal no puede ser tolerado, y es deber de la iglesia corregir y restaurar a aquellos que se desvían de la verdad.

En resumen, la permanencia en la fe es una batalla constante que requiere convicciones profundas, una firmeza en la sana doctrina y una vida coherente con las enseñanzas de Cristo. La verdad no es subjetiva, y aquellos que permanecen en ella serán guardados y preservados en medio de la guerra espiritual.

Que Dios nos ayude a mantenernos firmes en la fe y a defender la verdad con valentía y amor.

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