Muchas de las personas que nosotros vemos hoy exhibir sus dones y talentos, en cualquier área, generalmente lo hacen para mostrarse a sí mismos y promover su propio nombre, es casi una constante y aunque en ocasiones veamos que sirven a las personas, usualmente lo hacen no como un acto de compasión, sino como un algo que termina siendo beneficiosos para ellos y su propia reputación.
Un ejemplo de eso lo vemos en algunos artistas que invierten grandes cantidades de dinero en beneficencia que no es más que una manera de no pagar impuestos y al mismo tiempo aparecer como personas de buena voluntad. Y así, todo esto hace parte casi que de la naturaleza humana misma.
En Marcos hemos visto al Jesús milagros, poderoso, que tiene autoridad, que despliega su poder, pero ahora veremos como todo eso no es para sí mismo ni para su propia gloria sino para servir a los demás.
Esta es la introducción de Marcos a uno de los temas centrales de su Evangelio: el Hijo de Dios no vino para ser servido sino para servir.
La estructura del libro de Marcos es bien interesante hasta aquí, aunque vemos una progresión en lo que él quiere transmitir al respecto del hijo de Dios, también vemos en el Evangelio de Marcos un, un ciclo que se va cumpliendo en la medida que el Evangelio avanza.
Después que Jesús es anunciado como el hijo de Dios viene el primer ciclo de milagros y la oposición por parte de los Fariseos y los Escribas en Capernaum, Luego vemos los milagros del Señor en Galilea y Gadara y la oposición en Nazareth, la que vimos en las últimas dos semanas, ahora vemos un nuevo ciclo de milagros, y también, por supuesto oposición.
Este ciclo se repite hasta la muerte del hijo de Dios; parece que es algo sobre lo que Marcos quiere llamar la atención: el hijo de Dios vino para servir, algunos le recibieron y otros lo rechazaron, al final, él resucita victorioso (guarden eso en sus mentes).
Por ahora veremos de nuevo al Jesús milagroso y poderoso, pero esta vez no solo mostrando autoridad sino su compasión.
Es cierto que en otros escenarios la compasión de Jesús es mostrada, pero aquí es más explícita; por lo que veremos esto a la luz de tres encabezados:
- La compasión con una multitud hambrienta (Mr 6:30-44)
- La compasión por unos discípulos amedrantados (Mr 6:45-52)
- La compasión por multitudes necesitadas (Mr 6: 53-56)