¿Quiénes pueden servir en el Reino de Jesús? ¿De qué manera puedo servir? ¿Importa a Dios si sirvo o no sirvo?
Estas preguntas son muy comunes, si te las estás haciendo eso es una buena noticia, porque significa que Dios te está inquietando, y yo espero, genuinamente que el texto que vamos a abordar en el día de hoy, nos de la luz que necesitamos para responder a esta y otras preguntas.
Recordemos que luego de la confesión de Pedro, el ministerio y la identidad de Jesús toman otro rumbo, por así decirlo, ahora, él es un Salvador que va a ir a la cruz, pero que demanda que le sigan y le sirvan.
En una discusión en el pasaje anterior, los discípulos estaban disputando acerca de quién debía ser el mayor en el Reino. Ellos estaban pensando que el Reino que Jesús vino a establecer era un reinado terrenal y ellos estaban esperando tener posiciones de privilegio; Jesús les deja claro que en el Reino que él viene a establecer, no se trata de ser servidos, sino de servir y que la verdadera grandeza está precisamente en eso; en servir.
En el pasaje que hoy abordaremos Jesús sigue instruyendo a sus discípulos por medio de enérgicas exhortaciones acerca ya no tanto de la grandeza de servir, sino de lo que implica.
Veremos entonces nuestro texto a la luz de tres encabezados:
- Servir al Hijo de Dios no es un privilegio de unos pocos
- Servir al Hijo de Dios trae una recompensa
- Servir al Hijo de Dios no es algo para lo que haya estorbo
(Te invitamos a ver la enseñanza completa en el enlace que se encuentra dentro de esta publicación, o seguir leyendo descargando el archivo Pdf de la enseñanza)