Manuscrito del Sermón
Texto: 1 Corintios 15:1-35
¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que sostiene tu fe? ¿Qué es lo que hace que sigas siendo cristiano?
Yo sé que puedes estar pensando en tu experiencia de conversión, el compañerismo de la iglesia o la obra inexplicable del Espíritu, y puede haber algo significativo en cada una de esas cosas, pero me refiero a lo que hace que tu fe como cristiano sea diferente a cualquier otro credo o confesión religiosa.
La mayoría de cristianos encontraría problemas en preguntas como esas porque su fe está basada en las experiencias, las relaciones o verdades superficiales, pero hay una verdad sobre la cual el cristianismo se cae o se levanta, y es que Cristo resucitó de entre los muertos.
Todo lo que creemos acerca de Dios, la Biblia, la eternidad, todo descansa en un hecho histórico probado pero poderoso para los creyentes: Jesús se levantó de la tumba para garantizar la vida eterna de los que creen.
Los corintios eran una iglesia con muchos problemas en la práctica de su fe en comunidad, pero todos ellos se desprendían de un mal entendimiento del evangelio y especialmente de relación alma-espíritu: al parecer, influenciados por la filosofía platónica del dualismo, habían restado importancia a la parte material y solo veían como importante lo espiritual, lo que dicho sea de paso, se convirtió en la manera de justificar muchos de sus pecados, pero también los llevó a caer en el error de cuestionar la resurrección de los cuerpos en el futuro, porque según ellos la materia, el cuerpo es solo un cascarón, así que ¿para qué tenerlo en el futuro?
Y con este planteamiento ponían en peligro incluso la naturaleza misma del Evangelio.
Ellos habían diseñado su propia doctrina de la resurrección y también sus propias ideas acerca de la eternidad y el estado del cuerpo después de la muerte.
Así que Pablo les escribe para alertarlos del peligro de hacer proliferar esas falsas enseñanzas pero también los anima a recordar las verdades centrales del Evangelio, las que él mismo ya les había anunciado desde el principio.
El punto de nuestro texto sigue la línea del argumento de Pablo:
Cristo resucitó y hay evidencias contundentes de ese hecho.
Si alguien niega la resurrección de los cuerpos en el futuro, niega que Cristo también resucitó, y eso es un peligro. Pero si alguien cree en la resurrección de Cristo entonces también en la resurrección de los cuerpos.
Lo simplificamos en el siguiente argumento:
Cristo ha resucitado y por lo tanto nosotros también resucitaremos.
Y lo veremos a la luz de los siguientes encabezados:
- La realidad histórica y verídica de la resurrección
- Las implicaciones negativas de la resurrección
- Las implicaciones positivas de la resurrección
1. La realidad histórica y verídica de la resurrección
Pablo inicia su exhortación con un recordatorio, y no es cualquier recordatorio. La frase “les hago saber” es como si él tuviera que enseñarles todo desde el principio y lo que considera esencial para permanecer en la verdad.
El fundamento mismo de la fe: el Evangelio de Jesucristo, el cual —dice Pablo— es lo más importante, lo primero, lo que él mismo también recibió.
Así que Pablo procede ahora a presentar la resurrección como un hecho ligado a la verdad del Evangelio y deja algunas pruebas de que la resurrección de Cristo es sin duda un evento irrefutable:
- La primera prueba son las Escrituras:
Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras, fue sepultado y resucitó al tercer día. Pablo pretende probar que si es verdad que Cristo murió por nuestros pecados, también es verdad que fue sepultado, dejando evidencia de que su cuerpo era en efecto materia y no una forma espiritual compleja como posiblemente creían algunos. Y finalmente, ese cuerpo resucitó al tercer día. Miren lo que está haciendo el Apóstol al presentar la resurrección como parte del Evangelio y lo que es más importante: les está diciendo que si ellos niegan la resurrección corporal de Jesús, también tendrán que negar que él murió por los pecados, porque ambos hechos son el cumplimiento de lo que se había anunciado por la Palabra de Dios. Estarían, de paso, negando también que las Escrituras son la Palabra de Dios. Ya ese solo argumento debía dejar a los de Corinto sin escapatoria, pero Pablo tiene más pruebas.
- La segunda evidencia que Pablo presenta es más científica:
Las apariciones de Cristo después de la resurrección.
- Jesús apareció a Pedro y después a los doce (recordemos que Pedro tenía sus fans dentro de la iglesia). Y esto ya de por sí era algo contundente. Pedro había negado al Señor y había huido por su vida al igual que los doce. ¿Qué podía explicar que esos hombres ahora quisieran incluso morir por causa de Cristo? La respuesta es que sus vidas fueron cambiadas al encontrarse con el Cristo resucitado y ellos pudieron comprobar lo que era verdadero. Y es que definitivamente, mis amados, solo cuando nos encontramos cara a cara con la gloria del Evangelio, nuestras vidas son cambiadas y pasamos de ser pecadores consumados a siervos verdaderos de la justicia. Nada puede traer tal convicción a una persona sino el poder del Cristo resucitado.
- Pero no solo eso: apareció a más de quinientos hermanos los cuales estaban vivos. Y esto para que no se acusara a los doce de ser confabuladores o de haber tenido alguna alucinación.
- Luego muestra a Jacobo, el hermano del Señor, como testigo. Esto es importante. Jacobo estaba familiarizado con Jesús. Incluso no creía en él como Mesías. Pero para los días de Pablo era un líder prominente. ¿Qué pudo haber producido eso sino comprobar que ciertamente Jesús era el Hijo de Dios al levantarse de la tumba?
- Y finalmente, Pablo se pone a él mismo como testigo.
Él, un perseguidor de la iglesia, enemigo de Cristo, pero que incluso fuera del tiempo —ya después de la ascensión de Jesús— se encontró de frente con la gloria del Cristo resucitado y su vida fue transformada, y lo convirtió en un siervo incluso más productivo que los doce. ¿Qué pudo producir eso en un hombre sino encontrarse con la gloria del Cristo resucitado?
La historiografía es la rama de la ciencia que investiga, analiza y valida la historia a partir de las evidencias escritas o testimoniales. Y es este método el que se usa para probar científicamente la veracidad de un hecho pasado, y Pablo nos está dando aquí dichos elementos. La resurrección es un hecho irrefutable, pero más allá de la apabullante evidencia está también el testimonio de vidas transformadas por Cristo.
¿Cómo se puede explicar que alguien que ama el pecado y hace la maldad pueda de repente abrazar una forma de vida que va en contra de lo que su deseo le indica?
¿Qué es lo que capacita al hombre para vivir de una manera que agrade a Dios?
¿Qué es lo que hace que un pecador como tú hoy esté aquí, como un hijo de Dios cantando y escuchando su Palabra con la actitud de obedecerla?
Amado hermano, no es otra cosa sino el poder de un Cristo vivo que, como en Pablo, todavía sigue obrando con poder.
Esto es el Evangelio. No es una historia fantasiosa o alguna fábula bien compuesta. No, el Evangelio es el poder de Dios que descansa en el hecho de que éramos pecadores muertos y ahora somos hijos de Dios vivos. Y eso está garantizado por el hecho de que un día, en algún lugar de Jerusalén, un hombre fue enterrado, pero al tercer día la tumba estaba vacía y su cuerpo ahora estaba lleno de gloria.
¡Alabado sea Jesús! Nosotros seguimos siendo un testimonio andante de la gloriosa resurrección de Cristo.
2. Las implicaciones negativas de la resurrección
Miren cómo Pablo continúa con su argumentación:
Si se predica que Cristo ha resucitado —como lo acabo de probar— ¿por qué algunos andan diciendo que no hay resurrección de muertos? ¿O es que acaso están afirmando que Cristo no resucitó?
¿Pueden ver el punto?
Los de Corinto no estaban debatiendo que Cristo hubiera resucitado o no, daban por hecho que así era, es lo que creyeron desde el principio. Ellos lo que decían era que los cuerpos de los creyentes no iban a resucitar.
Pero Cristo tuvo un cuerpo material, y Él resucitó. Eso tumba su argumento.
Sin embargo, Pablo quiere mostrarles que esta no es una doctrina inofensiva, sino que implica unas cosas negativas.
Es algo más o menos así: si ustedes dicen que los muertos no resucitarán, entonces tampoco Cristo resucitó, y eso es grave, porque:
- Si Cristo no resucitó: vana es la predicación, vana es la fe.
¿Para qué se le habría de dar esperanza a las personas? - Si Cristo no resucitó: no tiene sentido seguir predicando el Evangelio porque estaríamos predicando una mentira.
Estaríamos predicando a un hombre fracasado y mentiroso.
Y mis amados, la verdad es que puede haber alguien que esté dispuesto a morir por algo que no sabe si es verdad o no, pero nadie estaría dispuesto a morir por algo que sabía que era mentira.
Los apóstoles estaban dando su vida, incluso Pablo, porque sabían que la resurrección era verdadera y, por tanto, todo lo que Jesús dijo que era, también lo es. - Si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es falsa y siguen en pecados.
Porque la prueba de que Él efectivamente pagó nuestra deuda exitosamente es que Él resucitó.
Él cargó una culpa ajena, y por eso la muerte no pudo retenerlo.
Pero si no es así, si Cristo no resucitó, significa que tuvo que pagar por sus propios pecados y no puede ser alguien que pague por los nuestros. - Si Cristo no resucitó, somos los más dignos de lástima.
Y esto suena duro. La fe cristiana descansa en el hecho de que hay una esperanza para nosotros en la eternidad asegurada por Cristo.
Pero si Cristo no resucitó, eso es solo una fantasía.
Somos como los niños que crecen creyendo que Papá Noel es el hombre bondadoso de los regalos, pero que luego se encuentran con que en realidad solo es una leyenda tierna.
Si Cristo no resucitó, el cristianismo es la forma de vida más miserable que existe.
¡Oh, mis amados! Como se puede ver, todo lo que la fe cristiana es, reposa sobre el filo delgado de esa navaja.
Si alguien pudiera probar algún día que Cristo no se levantó de los muertos, el cristianismo desaparecería.
Pero más de dos mil años han pasado, y desde el mismo día de la muerte del Señor, hombres malvados han intentado hacer desaparecer esta verdad de la historia.
Pero he aquí hoy, en este lugar de Santa Marta, y en muchos lugares del mundo, millones de hombres y mujeres se reúnen un domingo por la mañana precisamente para celebrar que Él está vivo. ¡Que Él ha resucitado!
Joven, a veces sucumbimos ante aquellos que intentan ridiculizar nuestra fe. Nos sentimos atacados.
Yo he estado allí. Me han hecho preguntas difíciles y mi mente ha cuestionado cosas. Es parte de los ataques del enemigo.
Pero siempre caigo en el mismo lugar: el de una tumba vacía, sin un cuerpo, tal como quien la ocupó por tres días lo había anunciado.
La resurrección le da una base sólida a mi fe. Y aunque hay cosas que no entiendo ahora, no me preocupo, la resurrección me garantiza que un día, en la eternidad, lo entenderé todo.
Mis amados, nosotros tenemos el testimonio interno del Espíritu que nos hace saber que somos salvos. Da testimonio a nuestro espíritu.
Pero cuando eso no se siente tan fuerte en nosotros, la resurrección es un fruto en nuestra mente que nunca cesa.
Un grito de que lo que creemos es verdadero.
Nuestra fe no es una experiencia emocional o que está más allá de lo entendible o razonable.
Nuestra fe descansa en un hecho objetivo, verdadero, verificable.
Lee Strobel, ex periodista de investigación de la Universidad de Yale en EU, inició hace algunos años una investigación acerca del cristianismo.
Como ateo, buscaba presentar las objeciones más comunes al cristianismo a hombres que él consideraba importantes defendiendo la fe cristiana.
El resultado de su trabajo es una serie de libros: El caso de la fe, El caso del creador, El caso de Cristo y El caso de la resurrección.
Después de un largo peregrinaje, Strobel termina convertido al cristianismo y concluye en uno de sus libros (El caso de la resurrección):
“La resurrección de Jesús es una realidad histórica que no se basa en la mitología, sino en un fundamento sólido de la verdad histórica.”.
3. Las implicaciones positivas de la resurrección
Hemos visto entonces la resurrección como un hecho verídico e irrefutable, y las implicaciones que tiene negar la resurrección de los nuestros, entre ellas la de Cristo. Pero veamos ahora el otro lado de la moneda: las implicaciones positivas.
Contrario a lo que ustedes sugieren, ¡Cristo ha resucitado! Y eso tiene unas implicaciones poderosas:
- Significa que Cristo en la resurrección ha provisto un nuevo camino distinto al de Adán. Todos los que están en Adán son herederos del pecado que lleva a la muerte, pero en Cristo somos herederos de la vida eterna.
Esta es una verdad teológica muy profunda. Cristo es el postrer Adán, y así como el pecado y la muerte de uno afectó a todos, ahora la resurrección de uno es la vida para los que creen en Él. Esta es una de las verdades más gloriosas de toda la Biblia. - Significa que su Reino será establecido y que el enemigo ha sido derrotado.
La muerte ha sido puesta ahora bajo su señorío, y Él es quien gobernará sobre todo, al no ser nunca destruido por nada. - La resurrección le da sentido a todo lo que hacemos en esta vida.
Incluso nuestro sufrimiento y dolor solo tienen sentido si descansamos en la esperanza futura.
(v.29 es un texto difícil de traducir, pero parece que Pablo está cuestionando una práctica de los de Corinto de bautizarse por los muertos.
Les hace ver que incluso eso no tiene sentido si los nuestros no resucitan.
Sin que en efecto él esté validando la práctica, solo confronta su propia lógica y muestra cómo la resurrección provee esperanza para la eternidad.)
“Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos.”
Esta visión nihilista o casi fatalista de la vida fue la que desarrolló Nietzsche en su obra Dios ha muerto.
Si eso no existe, si no hay nada después de la muerte, nada tiene sentido.
Finalmente, Pablo da unas advertencias a no permitir que las influencias paganas dañen el sentido de la verdadera doctrina y el entendimiento de la esperanza que tenemos en Cristo.
Y al mismo tiempo les advierte cómo el entender mal una doctrina los lleva a pecar de manera flagrante, como lo hacían en sus fornicaciones y borracheras.
En cierto sentido, gran parte del mal de la iglesia de Corinto y de todo creyente es este:
Una mala doctrina siempre conducirá a una mala práctica.
Aplicaciones prácticas y finales
- Hay esperanza para todos aquellos que hemos perdido familiares en Cristo.
- Debemos tener cuidado con lo que creemos y lo que sostenemos como doctrinas, pues ellas van a determinar nuestra conducta.
- Vivimos a expensas de una esperanza, y eso le da sentido a nuestras vidas.
A veces vivimos como ateos prácticos: decimos que Dios existe, pero vivimos como si no existiera, sin esperanza.
Amigo: si esto que hemos dicho es verdadero, entonces la resurrección es el testimonio de la eternidad. Pero si no tienes a Cristo, esa eternidad será en muerte, lejos de la gloria de Dios. Si esto que he predicado hoy es una mentira, yo seré el hombre más miserable de este mundo. Pero si lo que hemos dicho hoy es verdad, Dios te llama a creer en Él y que vengas en arrepentimiento. De lo contrario, tú tendrás que enfrentar el juicio de Dios por la eternidad.