En 1831 un joven académico francés, Alexander Tocqueville, viajó desde Europa a la todavía no del todo constituida nación de Estados Unidos de Norteamérica. El propósito de su viaje era explorar cómo funcionaba el sistema democrático y social de ese país.
Tocqueville recogió todas sus conclusiones en su obra, De la Democracia en América, donde entre muchas cosas destacó la manera en que los valores cristianos que los estadounidenses heredaron de los ingleses habían modelado su sociedad, su democracia y hasta su sistema penal.
Sin duda los Estados Unidos son el ejemplo del valor de pasar los valores cristianos de una generación a la otra; pero al mismo tiempo, no hace falta un análisis muy profundo para concluir que son también un ejemplo de todo lo contrario hoy en día: una generación que desconoce a Dios y que le ha dado la espalda y que hoy por hoy cosecha las consecuencias de su extravío.
En esta segunda introducción del libro de los jueces, veremos como los pecados de Israel vinieron precisamente por no haber preservado los mandatos de Dios y por haber permitido que creciera una generación que no conocía a Dios.
En la primera introducción vimos cuál era el panorama de Israel al momento de la muerte de Josué, pero en esta segunda introducción vemos cómo se desarrollaría toda esa generación en su relación con dios. Esta es más una introducción acerca de como habrá de desarrollarse el resto del libro.
Veremos nuestro texto a la luz de tres encabezados:
Una generación que no conoció a Dios (Jue 2:6-10)
El pecado de una generación que no conoció a Dios (Jue 2:11-19)
La ira de Dios contra una generación que no conoció a Dios (Jue 2:20 – 3:6