Los estilos niceno y quicunqueno[1]
En breves presentaciones de la doctrina de la Trinidad, podemos observar dos estilos diferentes.
Por un lado hay un tipo de estilo genético, que presenta a las tres personas en un esquema histórico de la salvación, inicia con el Padre, luego adiciona al Hijo, y entonces (después de un breve relato histórico de la obra del Hijo) presenta al Espíritu Santo. Usted tiene que leer la exposición completa para conocer las tres personas eventualmente. Podemos llamar a este el estilo niceno, porque su formulación clásica es el Credo niceno de 381 d.C. (aunque el Credo de los Apóstoles también sigue este formato).
Por otro lado existe un tipo de estilo estático o equilátero, el cual ofrece la palabra “Trinidad” como un esquema previo y luego presenta a las tres personas todas en la misma línea: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Podemos llamar a este estilo el estilo quicunqueno, de acuerdo al denominado Credo atanasiano, conocido por sus palabras de apertura como el Quicunque Vult (a veces pronunciado Quicumque Vult).
No cabe duda de que no se contradicen el uno al otro, y esta es la razón por la cual los llamo estilos en lugar de teologías. Ellos dan el mismo material, pero siguen diferentes estrategias de presentación.
El estilo niceno es más narrativo, el quicunqueno es más esquemático. Y cada uno tiene sus propias ventajas y desventajas.
El estilo niceno tiene la ventaja de que traza las conexiones naturales entre las personas de la Trinidad, lo que significa que su punto de partida es la historia de la salvación y luego organiza su contenido material con las relaciones de origen. Comienza “creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, creador de Cielo y Tierra”, como si esa fuera la historia completa. Después introduce este otro personaje, y le dice que ha estado allí todo el tiempo:
Un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho.
Lo cual significa que usted debe regresar y reconsiderar lo que que significa que Dios el Padre sea el creador del cielo y la tierra. Aparentemente Él tampoco lo hizo todo por sí mismo ni existió solo. El “Padre” debe siempre haber implicado la existencia del “Hijo”, finalmente, aunque la estrategia del estilo niceno no es decirlo desde el comienzo.
Luego viene un breve esbozo de la historia del evangelio, la vida de Cristo. Y finalmente encontramos un tercer personaje, el Espíritu Santo, quien no es solamente “el Señor”, sino que además es el “Dador de vida”, que debe ser adorado, y quien “proviene del Padre” (o filioque[3] si le parece bien).
El estilo niceno requiere que usted siga la línea discursiva de exposición para ver lo que surge, y luego que retroceda mentalmente e inserte la conclusión como la presuposición que estuvo allí silenciosamente desde el principio.
Debido a esta estructura, el estilo niceno produce exposiciones que son excelentes para la relectura. El credo en sí mismo (como el Credo de los Apóstoles) es fantástico para repetir, porque se beneficia de, para colocarlo tan feamente como sea posible, una dialéctica sincrónica-diacrónica.
Aunque no lo crea, el estilo niceno provoca críticas por ser inadecuadamente trinitario, porque no ata cabos o menciona la palabra Trinidad. Este estilo pone muchas otras palabras entre los nombres personales. Aún más asombrosamente, provoca críticas por ser subordinacionista, debido a que encabeza con el Padre e introduce el Hijo y el Espíritu en una secuencia sub-ordinal (segundo y tercero).
Tal vez le parezca extraño que algo como el Credo niceno (o cualquier exposición siguiente a lo que aquí llamo el estilo niceno) pudiera ser sospechoso de ser muy sutil (!), inadecuadamente trinitario (!!), o subordinacionista (!!!). La razón por la que le parezca extraño es porque lo es. (Aquí hay algunos signos de exclamación más para usted, en caso de que necesite aumentar su dosis diaria de indignación: !!!!!!!!!!!).
Al menos esas quejas logran reconocer la estrategia expositiva característica del estilo niceno. Y además muestran por qué una estrategia suplementaria, la quicunquena, tiene un papel que desempeñar.
El estilo quicunqueno coloca los tres nombres tan juntos como sea posible y los reúne bajo el título “Trinidad”, de esta forma:
Adoramos a un solo Dios en Trinidad, y Trinidad en Unidad, sin confundir las Personas, ni dividir la Sustancia. Porque es una la Persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo.
Habiendo juntado los conceptos ordenadamente, el estilo quicunqueno puede entonces ir de lado en lado a través de una dialéctica de tres-uno: “Eterno es el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo. Y, sin embargo, no son tres eternos, sino un solo eterno”. Esto induce al lector a buscar claridad acerca de lo que es uno (esencia) y lo que es tres (personas).
A su debido tiempo, el estilo quicunqueno tendrá que recurrir a las relaciones de origen, sin las cuales no hay razón para continuar repasando la información de tres-uno. En el Credo atanasiano mismo, el engendramiento del Hijo y la procesión del Espíritu están eventualmente manifestados en un paquete compacto de características distintivas (enunciados número 21 a 23 del Credo atanasiano)[4]. Tal vez las relaciones de origen producen una especie de “¡ajá!” cuando finalmente son expuestos en el estilo quicunqueno.
Consideré escribir “Yo no soy tú” en mis votos nupciales, pero para ser honesto, pareció un punto un poco frío y abstracto para hacer, aunque admito que es absoluta y lógicamente necesario y está implícito en todo lo demás que quería decir en esos votos.Pero el estilo quicunqueno no requiere formalmente que las relaciones de origen sean expuestas explícitamente. Por ejemplo, considere lo que sucede cuando el diagrama lógico llamado el Escudo de la Trinidad es usado como un punto de partida para enseñar la doctrina. Éste esquematiza ciertas relaciones entre las personas con gran claridad. Pero ¿alguna vez ha considerado cuán extraño es completar la oración: “El Padre _________ el Hijo” con el verbo “no es”? De todas las cosas que la Biblia afirma acerca de estas dos personas, y de todas las cosas que el estilo niceno resalta, la simple afirmación de que estos dos no sean el mismo parece ser una especie de residuo analítico.
El Escudo de la Trinidad es un diagrama muy útil. Éste, al ser la destilación esquemática del estilo quicunqueno, puede soportar una gran cantidad de catequesis sólida. Pero si usted la usa, haga una nota mental: no olvide enseñar las relaciones de origen también.
Con el estilo niceno, no necesita tal nota mental. Está incorporada. Tal vez si está usando el estilo niceno pueda necesitar una nota mental recordándole usar la palabra Trinidad, o juntar los tres nombres tan compactamente como sea posible, o afirmar clara y explícitamente la igualdad y la coeternidad de los tres.
Una combinación fantásticamente balanceada e integrada de los estilos niceno y quicunqueno es el Credo del XI Concilio de Toledo, del año 675. Y bastantes teólogos han integrado ambos estilos en sus extensas exposiciones de la doctrina trinitaria.
Ambos estilos tienen respaldo bíblico. Podríamos decir que el Señor resucitado habló en lenguaje quicunqueno cuando indicó bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en el capítulo 28 de una historia del evangelio con una trama nicena.
[1] Quicunqueno es un extranjerismo (adjetivo relacional) que hemos adaptado al español para este artículo. Viene del sustantivo en latín «Quicunque» llamado así por las primeras palabras del texto latino [Quicunque vult salvus esse… («El que quiera ser salvo…»)] que se enuncian en el credo y el sufijo -eno que indica procedencia, pertenencia o relación.
[2] Fred Sanders es teólogo sistemático con un énfasis en la doctrina de la Trinidad y profesor de Biola University. Él y su esposa Susan tienen dos hijos, Freddy y Phoebe, y son miembros de Grace Evangelical Free Church de La Mirada, California.
[3] Nota: Filioque es una combinación de palabras en latín que significa «y del Hijo», añadido al Credo de Nicea por el Tercer Concilio de Toledo en 589: Credo in spiritum Sanctum qui ex Patre Filioque procedit (“Creo en el Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo”). Se refiere a la doctrina de la procesión del Espíritu Santo del Padre y del Hijo. [Controversia Filioque – Español. (2012). In BELIEVE Religious Information Source web-site. Recuperado de: http://mb-soft.com/believe/tsnm/filioque.htm]
[4] Enunciados: 21El Padre por nadie es hecho, ni creado, ni engendrado. 22El Hijo es sólo del Padre, no hecho, ni creado, sino engendrado. 23El Espíritu Santo es del Padre y del Hijo, no hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente. (Larson Macías, E. Iglesiareformada.com. Rivera, Uruguay: Iglesia Presbiteriana Ortodoxa. Recuperado de: http://www.iglesiareformada.com/Credos.html)
Fred Sanders es teólogo sistemático con un énfasis en la doctrina de la Trinidad y profesor de Biola University. Él y su esposa Susan tienen dos hijos, Freddy y Phoebe, y son miembros de Grace Evangelical Free Church de La Mirada, California. Fred escribió este artículo en 2005 y luego se publicó en la revista Countercult Apologetics Journal en 2006. Se hizo la traducción con base en la versión publicada en Scriptorium Daily el 3 de mayo de 2014 en http://scriptoriumdaily.com/oneness-pentecostalism-an-analysis/ Ha sido traducido con el permiso del autor.