Dios con nosotros, por fin

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Toda historia tiene un final. Algunos son felices, otros dramáticos, otros son melancólicos y otros nos dejan con la sensación de que hay algo más por experimentar y me parece que es este último el que corresponde a esta emocionante historia que hoy concluimos en el libro de Éxodo, pero que quedaría todavía con mucho por contarnos en el futuro.

Quiero que antes de abordar el capítulo que hoy nos compete, veamos a manera de recapitulación algunas cosas que son importantes y que constituyen la trama central que se desarrolla en este libro.

Empezamos con un pueblo que había llegado providencialmente a Egipto siendo una familia de 70 personas y con algo de favor por parte de los que gobernaban. La familia creció y pronto se convirtió en un pueblo que con el tiempo empezó a ser visto como una amenaza, hasta el punto que fue sometido a una cruel esclavitud.

El pueblo clama a Dios, y de las entrañas del poder de Egipto, el Señor levanta a un libertador judío a quien llama y capacita para liderar la salida que Dios había planeado para ellos.

De manera dramática y luego de un juicio severo, el pueblo sale de Egipto camino hacia un desierto con una promesa: ir a adorar a Dios y habitar en una tierra que fluye leche y miel.

El pueblo recibe leyes, instrucción, corrección y en no pocas ocasiones, la disciplina divina.

Ven a Dios en el Sinaí, reciben su ley y el pedido de construir un tabernáculo, una casa en la que Dios pudiera habitar en medio de ellos. El pueblo había entrado en una relación de pacto con Dios; pero a solo unos días de entrar en esa relación de pacto, se desvían y adoran a una imagen, un dios falso.

Contrario a lo que pudiéramos esperar. Dios decide hacer misericordia y restaura la relación con ellos, perdonar su pecado, restaurar el pacto y ordenar una vez más la construcción de la casa, del tabernáculo; el tabernáculo es construido con diligencia y ahora todo está listo para lo que sigue: que Dios habite en medio de Su pueblo.

Como vemos, esto es la historia de un pueblo que ha sido llamado de la esclavitud a la libertad para que en dicha libertad Dios habitara entre ellos.

El capítulo 40 que hoy abordaremos es el clímax de esta historia y nos presenta como el propósito inicial del libro se cumple, aunque todavía quede mucho camino por recorrer en esta historia.

Este es el argumento que quiero proponerles para este sermón basado en el último capítulo del libro de Éxodo:

Dios llama a Su pueblo de esclavitud a libertad para habitar en medio de ellos.

Y lo desarrollaremos a la luz de los siguientes puntos:

  1. La casa: construida y preparada (1-33)
  2. La casa: construida, preparada y habitada (34-38)

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