El Señor es nuestro sol y nuestro escudo

Este salmo hace parte de una serie de salmos escritos para la peregrinación a Jerusalén. Del 120-134, encontramos la mayoría de los salmos con estas características y básicamente eran cánticos graduales que iban entonando estos peregrinos en el camino.  Muchos de ellos tienen apartes muy conocidos como por ejemplo:

Salmo 121: 1-1 Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.

Salmo 122: 1 Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.

Salmo 125: 1-2 Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, Que no se mueve, sino que permanece para siempre. Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, Así Jehová está alrededor de su pueblo Desde ahora y para siempre.

Salmo 126: 1-3 Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, Seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de risa, Y nuestra lengua de alabanza; Entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová con estos. Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; estaremos alegres.

Para el desarrollo de este sermón seguiremos los siguientes puntos:‌

  • El Señor es nuestro sol y escudo porque habita con su pueblo 1-4
  • El Señor es nuestro sol y escudo porque fortalece a su pueblo 5-7
  • El Señor es nuestro sol y escudo porque protege a su pueblo 8-12

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