“A prueba de todo” es el nombre de un programa de televisión que se comenzó a emitir en 2006 en Discovery Channel. En este, Bear Grylls, un exmilitar británico y experto en supervivencia, enfrenta en cada capítulo una aventura en la que tenía que sobrevivir con pocos o casi nada de recursos en medio de ambientes hostiles: una selva, el desierto, el frío o algún lugar inexplorado. El programa estaba categorizado como educativo, porque, en teoría, su propósito era enseñar sobre supervivencia, en el caso de que algún día alguien tuviera que enfrentarlo en la vida real.
La sección que estamos comenzando hoy y que va desde el capítulo 15:22 y hasta el final del capítulo 18, perfectamente podría ser nuestro “A prueba de todo”, solo que no tenemos a un individuo experto sino a un pueblo con muy poca preparación y experiencia, pues se trata de una serie de acontecimientos en los que Dios lleva al pueblo de Israel, que ha sido librado de la esclavitud en Egipto, por medio de intensas y extremas jornadas en el desierto con el fin de enseñarles a confiar en él y a obedecer sus estatutos.
Por supuesto, hay mucho que podemos aprender, no solo de como Dios trata con los suyos, sino de qué manera debemos o no debemos responder ante situaciones similares, cuando disfrutando de nuestra libertad, tengamos que atravesar por diversas pruebas.
Hoy nos ocuparemos del primero de tres episodios seguidos en el camino del desierto (falta de agua, falta de comida, y de otra vez, falta de agua), la necesidad de agua que llevó al pueblo a la murmuración, pero también como Dios los instruyó y les exhortó a escuchar su voz y obedecer sus estatutos.
El punto de mi sermón esta mañana es entonces el siguiente:
La vida de los que son librados de la esclavitud va a involucrar ser probados para confiar en Dios, pero, sobre todo, involucrará escuchar Su voz y obedecer sus mandatos.
Así que vamos a ver esta pequeña porción a la luz de dos divisiones:
- Una prueba de confianza (22-25a)
- Una prueba de obediencia (25b-27)