Henos llegado al final de este viaje por la emocionante carta primera a los Corinto y durante el recorrido hemos podido ver varias cosas interesantes: El llamado a ser una iglesia unida que desecha las divisiones que resultan de la inmadurez. Henos visto el llamado a vivir en santidad, alejados de los ídolos y los deseos del cuerpo; y henos visto un llamado a ser firmes y sólidos en cuando a la adoración y las doctrinas que son esenciales y
que aseguran nuestra esperanza.
Pablo ha estado respondiendo algunas cuestiones que le han sido preguntadas por carta y henos visto si carácter también a lo largo de cada respuesta: su celo por la verdad, su compasión, su sabiduría y el fervor por el mensaje del Evangelio como central para la vida de la iglesia. Y después de todo esto, es posible caer en la tentación de ver esta despedida como algo de poca relevancia, como un saludo más; sin embargo, debido a que toda la Escritura es inspirada por Dios, somos llamados a ver todo lo que el Señor tiene para decirnos incluso en las palabras finales de una carta enviada a un grupo de creyentes hace casi dos mil años atrás. ¡Bendito sea Dios por su Palabra!
Y aunque no vamos a encontrar una argumentación perfectamente encadenada entre declaración y declaración, cada sentencia de Pablo tiene una enseñanza importante acerca de la importancia de permanecer firmes en el llamado de Dios a ellos como iglesia lo que por supuesto es un llamado también para nosotros.
Así que veremos esta despedida de Pablo a la luz de los siguientes puntos:
1. Una exhortación a permanecer firmes en unidad (10-12)
2. Una exhortación a permanecer firmes en amor y sujeción (12-18)
3. Una exhortación a permanecer firmes en comunión (19-21)