Uno de los grandes peligros de vivir en una generación que se ha postrado ante el dios de la libertad individual y la tolerancia, es ver cómo poco a poco la conciencia colectiva se va cauterizando y las fallas morales y pecados empiezan a ser cada vez más aceptados como normales. Un senador que engaña a su esposa con otro hombre, un presidente de una empresa que estará abiertamente, un juez que acepta sobornos para favorecer un fallo y así. Todos estos fallos morales que si bien parecieran ser escandalosos en principio se van haciendo más tolerados y eso revela la grave crisis de valores en la que vivimos.
Ahora, el problema es cuando eso se introduce en la iglesia y en nombre del amor y no juzgar se terminan tolerando prácticas dentro de la iglesia que incluso pudieran llegar a ser peores que la que se oyen afuera. Tal como sucede con la rana que es puesta en una olla de agua calentando. Va adaptando su temperatura interna conforme aumenta del agua hasta que sin darse cuenta muere con sus órganos internos cocidos.
Tal era el problema en la iglesia de los corintios. Después de encargarse de mostrar el gran mal que representaba estar divididos por causa de su favoritismo. Pablo aborda ahora una nueva serie de problemáticas. Estás más relacionadas con prácticas abiertas de pecado. En esta sección que va desde el capítulo 5-10, el apóstol habla de varias formas en la que los de Corinto estaban siendo un mal ejemplo al mundo al tolerar y practicar pecados dentro de la iglesia, algunos que ni siquiera se mencionaban afuera. Ciertamente la iglesia está llamada a salvaguardar la reputación del evangelio, el testimonio de Cristo y reflejar la santidad de Dios; pero en su soberbia y arrogancia de pensar que lo habían alcanzado todo y que eran los más sabios, estos hermanos estaban haciendo todo lo contrario.
El primero de los males que aborda Pablo es precisamente el de un pecado sexual que no estaba siendo juzgado debidamente. No estaban aplicando la disciplina y los correctivos necesarios lo que estaba trayendo afrenta al evangelio y por eso debía ser corregido con urgencia.
Veremos por tanto el argumento de Pablo a la luz de los siguientes tres encabezados.
1. El proceso de disciplina (1-5)
2. Los motivos de la disciplina (6-8)
3. Aclaraciones al respecto de la disciplina (9-13)